Misericordia y perdón con el padre Joe

P: ¿Es un pecado tener un mal pensamiento como “Espero que el karma atrape a esa persona y que sufra”?

R: Bueno, puede ser. Pensamientos aleatorios aparecen en nuestras cabezas; tenemos poco control sobre ellos. Es nuestra respuesta a esos pensamientos aleatorios lo que define si es correcto o incorrecto. Una de las cosas que me encanta pensar en estas situaciones es cómo el dominio de Dios sobre el mal es tan completo que incluso puede usar momentos de tentación para hacernos santos. Por la victoria y misericordia de Dios, cada pensamiento puede ser una invitación a la virtud o al vicio.

Tengo un cerebro ocupado, y no es raro que cuando estoy rezando, me vengan a la mente heridas pasadas y aquellos que me han herido. Incluso tengo una persona en mi pasado que, cuando me viene a la mente, lucho. Quiero venganza. Los quiero atrapados. Quiero redención por las mentiras que esparcen sobre mí para encubrir su maldad. Finjo que quiero justicia. Pero el hecho es que no quiero justicia: esta me lleva al infierno.

He sido sacerdote durante 25 años y sé que he lastimado a personas sin querer durante ese tiempo. Sé que soy, muy probablemente, la “historia” de alguien. Lo que quiero, lo que anhelo cuando pienso en eso, es misericordia, no justicia.

Si quiero eso para mí, debo quererlo para ellos.

Nunca he experimentado ni experimentaré lo que Jesús vivió en la cruz; ningún dolor o pena en mi vida se ha acercado al dolor físico, emocional y espiritual de ese evento. Cuando lo experimentó, su respuesta fue buscar el perdón para aquellos que le infligieron ese tormento. Eso es alucinante y una pista de cómo Dios quiere que yo sea.

Cuando experimento el pensamiento no deseado, o incluso la fantasía, de que la persona o las personas que me lastimaron obtienen su “justo merecimiento”, intento recordar esto y rezarlo en mis sentimientos. Intento llevar lo que siento al aula de mi mente y educarlo.

Entonces me siento guiado a orar para que Dios los perdone, sane y lleve a casa en el cielo algún día. Así, por la gracia de Dios, puedo convertir una terrible invitación a la venganza en una experiencia de humildad (recordar que he lastimado a la gente), misericordia (no puedo creer lo misericordioso que es Dios) y amor (la raíz de esto todo).

Este proceso deberá repetirse con frecuencia. El perdón y la sanación tienden a ser procesos, no momentos. Podemos ayudar a Dios a que avance en ese proceso dándole constantemente nuestros pensamientos y sentimientos. “Jesús, te doy este sentimiento;” “Jesús, te doy este pensamiento.” 

Cuanto mayor me hago, más veo la importancia de vigilar mis pensamientos. Sé lo que San Pablo quiso decir cuando nos dijo que “lleváramos cautivo todo pensamiento”. La batalla en nuestra mente es real, y Dios quiere que nuestra mente se consagre a Él, junto con nuestro corazón, alma y fuerza.

Oro para que Jesús nos bendiga a todos y nos ayude a ser misericordiosos como Él lo es.


 

P: ¿Es mejor que una Misa se celebre por una persona, o importa si la celebro por los miembros fallecidos de mi familia y la de mi esposo?

R: Estoy muy contento de que hayas hecho esta pregunta. Una de mis cosas favoritas como sacerdote es orar por los muertos y pedirles que oren por nosotros. Es un vínculo tan hermoso que Jesús ha forjado entre el cielo y la tierra.

Comenzaremos por ver si necesitamos cambiar nuestra perspectiva, así que veremos la distinción entre las cosas físicas y espirituales.

Cuando se trata de cosas físicas, si las regalamos, las perdemos. Si tengo 10 dólares y doy cinco, ya no tengo 10, sino cinco. Pero cuando miramos las cosas espirituales, encontramos que es exactamente lo contrario de lo físico: cuando entrego lo invisible, crece en mí. Si regalo amor, tendré más amor que antes. Si regalo la paz, me volveré más pacífico.

Con eso, podemos estar en paz sabiendo que hacemos nuestro mejor esfuerzo para orar por los muertos y confiar en que Dios hará todo lo que sea necesario.

Es difícil, porque vivimos en un mundo que enfatiza en lo físico sobre lo espiritual. Es una de las razones por las que tendemos a estar tan dispuestos a cambiar nuestras almas por placeres físicos temporales.

Al estar tan inmersos en un mundo que se enfoca en lo físico y tiende a ignorar lo espiritual, terminamos aplicando una especie de matemática física a lo espiritual por accidente.

Un gran ejemplo visual de esto es el cirio pascual en la Vigilia Pascual. A medida que entramos en procesión a la iglesia con la vela encendida del fuego nuevo, esa llama pasa a las velas apagadas de las personas en los bancos. Y a medida que se comparte, esa luz no se apaga, sino que aumenta hasta que toda la iglesia se enciende.

Al final, cuando se trata de rezar Misa, hacemos lo que podemos. No nos preocupamos por la gracia diluida, porque no sé si Dios es capaz de medias tintas. Obviamente, reconocemos que en la Misa fúnebre, por ejemplo, estamos orando por esa gracia para una persona, pero cuando se trata de las intenciones de la Misa, hay un gran número de Misas y personas por las que estamos orando. Hacemos nuestro mejor esfuerzo y elegimos la paz.

Gracias por amar nuestra fe y orar por los muertos.

Disfruta de otro día en la presencia de Dios.


Father Joe Krupp es un ex escritor de comedia que ahora es un sacerdote católico. @Joeinblack

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