P: Últimamente he descubierto que mi hija de 14 años de edad está mintiendo, a veces son mentiras pequeñas. Esto está llegando a un punto que no puedo creer nada de lo que me dice. Es casi como si fuera una mentirosa crónica. ¿Cómo puedo manejar esto?

R: Alguien una vez dijo, "Nunca te confundirás si sólo dices la verdad, no tendrás que recordar lo que has dicho porque siempre te acordaras de ello". Ahora que tu hija está creciendo, el reto es guiarla hacia la honestidad.

Los cambios cognitivos. El proceso de pensamiento de los adolescentes se vuelve más sofisticado y puede predecir las posibles consecuencias de admitir haber violado las reglas. Al analizar las ventajas y desventajas de decir la verdad, el resultado puede ser que decida mentir.

Enseña con el ejemplo. El proverbio de Benjamin Franklin, "Bien hecho es mejor que bien dicho", capta la importancia del ejemplo de los padres. ¿Pagas la tarifa de entrada de mayor precio a un parque de diversiones a pesar de que tu hijo o hija podría pasar por menor de 12 años de edad? Incorpora la honestidad en las acciones cotidianas de tu vida familiar.

Céntrate en el diálogo, no en "descubrirle una mentira". No hagas preguntas cuando ya sabes la respuesta. En lugar de preguntar, "¿Ya llevaste la basura afuera?", dile: "Te he pedido que saques la basura y no lo has hecho. Hazlo ahora". Es probable que su respuesta sea una táctica dilatoria. No te distraigas y asegúrate de que ella haga lo que le has pedido.

Las mentiras piadosas están motivadas por la bondad. Cuando los niños traen el desayuno a la cama, ¡una madre puede exclamar con alegría mientras que come la tostada quemada! La alegría es auténtica, aunque no está basada en la calidad de la comida como asumen los niños. Los padres pueden guiar a sus hijos para responder de manera que promuevan el respeto de los demás. Lee Proverbios 10:9.