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Ningún trabajo parece ser el "trabajo de mis sueños"

El famoso autor y humorista estadounidense Mark Twain dijo: “Encuentra un trabajo que disfrutes y no tendrás que trabajar ni un día de tu vida”.

Cada día se siente como un trabajo para mí. Estoy satisfecho con mi trabajo, pero no lo describiría como una “vocación”.

¿Por qué no puedo encontrar mi pasión?

Entonces, sobre eso, tengo una relación de amor-odio con esa cita. Lo que me encanta: algunas personas pueden haber conseguido ese trabajo idílico que les brinda alegría, y encontrar un trabajo que se alinee con su pasión es una meta valiosa. Lo que detesto: hace que muchas personas, en particular los adultos jóvenes o los estudiantes universitarios que se aventuran en el mundo laboral por primera vez, se sientan decepcionados.

¡Sí, el trabajo puede llenarnos de energía! Y sí, ¡también puede agotarnos y estresarnos!

Piénsenlo: Padres, recibieron a ese hermoso bebé con alegría y amor desbordantes. Los amas con locura. ¿Pero la realidad de criarlos? Es un trabajo duro: Piensen en alimentarlo temprano cada mañana, negociar cambios de pañales y, cuando sea adolescente, recogerlo del baile a la 1 a.m.

Para aquellos que no tienen hijos, otras actividades como viajar o ser voluntario pueden brindarles mucha satisfacción. Sin embargo, también tienen su parte de trabajo pesado, como lidiar con vuelos perdidos o descubrir que su trabajo voluntario implica limpiar los baños.

El punto es el siguiente: Ningún aspecto de nuestras vidas, incluidos nuestros trabajos, nos llenará por completo. No es realista esperar que su primer trabajo después de la universidad, o el quinto, sea todo alegría. Sin embargo, sí es realista dar lo mejor de uno mismo en cada tarea, encontrando momentos de satisfacción incluso en lo mundano.


¿Por dónde comenzar?

Empezar el día con oración.

Apague la radio durante su viaje matutino y consulte con Dios. Pídale al Espíritu Santo que le inspire a ser creativo y positivo al comenzar su jornada laboral.

Aceptar que el trabajo es trabajo.

No obstante, replantee las tareas que quizás no disfrute. Por ejemplo, trate de escuchar activamente durante las reuniones y ponga un poco de humor; mejore las tareas mundanas haciendo "pausas de conversación" para interactuar con los demás.

Pagar sus cuotas.

¿Primer trabajo fuera de la universidad? Puede que no sea el trabajo de sus sueños, pero está bien. Aproveche esta oportunidad para aprender nuevas habilidades y tener una idea más clara de sus fortalezas e intereses.

Explorar sus otras pasiones.

¿Tiene un trabajo de oficina o de oficio, pero siempre ha deseado ser profesor o entrenador? Considere la posibilidad de ofrecerse como voluntario: puede ser suficiente tener un trabajo satisfactorio y encontrar una actividad de realización fuera del horario de 9 a 5.

No quedarse atascado.

Dicho esto, si le teme a los lunes y vive para los viernes, puede que sea el momento de hacer un cambio. Pídale al Señor que le ayude a determinar qué sigue; busque el consejo de un amigo de confianza o un consejero de carrera.

En última instancia, como cristianos, sabemos que independientemente de lo que hagamos para ganarnos la vida, Dios tiene un plan para cada uno de nosotros. “Sabemos, además, que Dios dispone, todas las cosas para el bien de los que lo aman, de aquellos que él llamó según su designio”. (Rm 8, 28)


Patricia Mish es Periodista y editora católica

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