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Por qué es obligatoria la asistencia semanal a Misa

El Código de Derecho Canónico (1247) establece, y el Catecismo de la Iglesia Católica (2180) afirma, que los católicos están obligados a participar en la Misa los domingos y otros días de precepto (o en la tarde del día anterior). El catecismo (2181) continúa diciendo que los fieles también están obligados a participar en la Eucaristía en los días de precepto, “a no ser que estén excusados por una razón seria o dispensados por su pastor propio”. Cierra este párrafo con la advertencia de que el incumplimiento de esta obligación constituye un pecado grave.

Entonces, la respuesta corta a la pregunta "¿Por qué es obligatoria la misa dominical?" sería porque es la ley de la Iglesia Católica. Sin embargo, esta sería una respuesta algo superficial, ya que la obligación no es producto de la ley eclesial. Más bien, las raíces de esta obligación son divinas.

Los tipos de ley

Tomás de Aquino, que vivió en el siglo XIII, entendía la ley como algo dirigido por su naturaleza al bien, especialmente al bien universal o común. Como tal, esta no se dirige principalmente a personas privadas, sino a toda una comunidad. Al mismo tiempo, Tomás de Aquino sostuvo que una jerarquía es inherente a la ley.

En la cima de esta jerarquía está la ley eterna, la cual es la sabiduría divina de Dios que mueve todas las cosas a su propio fin o al bien común de todas las cosas. La ley divina es la siguiente y consiste en la ley eterna revelada a la humanidad por Dios. La ley natural consiste también en la ley eterna. Sin embargo, es la ley eterna impresa en todas las cosas de la que cada uno deriva las inclinaciones para moverse hacia los actos y fines propios. La ley humana es la ley del gobierno. Las leyes decretadas por los órganos rectores son fruto de la razón práctica. No obstante, es importante señalar que la ley humana es justa sólo en la medida en que se ordena al bien común de todos y está en armonía con los preceptos generales de la ley natural y, por tanto, de la ley eterna.

Ahora, volvamos a la cuestión de la obligación de la Misa dominical. Sus raíces están en los Diez Mandamientos, que son un ejemplo de ley divina, porque fueron revelados a Moisés e Israel por Dios.

El tercer regalo

Moisés recibió los Diez Mandamientos como un “don de Dios y de su santa voluntad”. Específicamente, las “diez palabras” son las palabras de Dios que “indican las condiciones de una vida libre de la esclavitud del pecado”. Nos muestran un camino de vida que resume y proclama la ley de Dios y “hace explícita la respuesta de amor que el hombre está llamado a dar a su Dios”. (2057-60)

El tercer regalo (o palabra) de Dios es el Sábado. Después de dar a luz a la creación durante seis días, descansó. Al hacerlo, santificó el séptimo día. Entonces ordenó al pueblo que también santificara este día. Para Moisés, esto significaba: “En él no harán ningún trabajo, ni tú, ni tu hijo, ni tu hija, ni tu esclavo, ni tu esclava, ni tus animales, ni el extranjero que reside en tus ciudades”. (Ex 20, 10) En resumen, nadie debía ser excluido del regalo del Sábado y de la libertad que promete. Además, para Israel, santificar el Sábado implicaba reservar tiempo para alabar y agradecer a Dios por el don de la creación y por liberar al pueblo del cautiverio. Así, el don del Sábado estableció el descanso del trabajo diario y la adoración como condiciones para una vida libre de la esclavitud del pecado.

Sábado a domingo

Los católicos entienden la Ley, incluido el mandato de santificar el sábado, como prefiguración y preparación para el evento de Cristo. En Cristo se cumplen la Ley y el Sábado. Específicamente, la resurrección de Cristo en el día después del sábado simboliza una nueva creación, “el primero de todos los días, la primera de todas las fiestas, el día del Señor, el ‘domingo’”. (2174)

En consecuencia, es participando en la Misa dominical que cumplimos el mandato del tercer don. Al hacerlo, también cumplimos el mandato de nuestro corazón de adorar a Dios. La celebración dominical retoma el “ritmo y espíritu recoge celebrando cada semana al Creador y Redentor de su pueblo”. (2176) La Eucaristía dominical se convierte en “fundamenta y confirma toda la práctica cristiana”. (2181)

Para concluir

En su discurso de despedida al pueblo que había llevado del cautiverio en Egipto a la cúspide de la Tierra Prometida, Moisés dijo: “Yo he puesto delante de ti la vida y la muerte, la bendición y la maldición. Elige la vida, y vivirás, tú y tus descendientes, con tal que ames al Señor, tu Dios, escuches su voz y le seas fiel”. (Dt 30, 19-20)

Cuando se trata de la obligación de la Misa dominical, nos enfrentamos a una elección similar. Si tomamos la perspectiva de que esta ley es restrictiva, controladora y limitante, muy bien podríamos experimentar la Misa dominical con un espíritu de resistencia, resentimiento y rebelión mientras luchamos contra lo que percibimos como una restricción de nuestra libertad. Sin embargo, supongamos que vemos la obligación como una ley que hace posible la vida en comunidad y en comunión con Dios. En ese caso, podemos vivir la Misa dominical como el ejercicio emancipador de nuestra libertad que nos nutre y habitúa para la vida eterna.


¿Sabía QUE…?

¿Conoce los nombres de los artículos sagrados en el altar que se usan durante la Misa?

  1. Misal Romano: EL LIBRO QUE CONTIENE TODAS LAS ORACIONES DE LA MISA.
  2. Corporal: UNA PIEZA DE TELA DE LINO QUE SE SITÚA DEBAJO DEL CÁLIZ, LA PATENTA Y EL CIBORIO.
  3. Patenta: EL PLATO UTILIZADO PARA LA GRAN HOSTIA QUE CONSUME EL SACERDOTE.
  4. Cáliz: LA COPA QUE CONTIENE LA PRECIOSA SANGRE DE CRISTO.
  5. Ciborio: EL VASO QUE CONTIENE EL PRECIOSO CUERPO DE CRISTO.
  6. Purificador: EL PAÑO DE LINO UTILIZADO PARA CUBRIR Y LIMPIAR LA SANGRE PRECIOSA DEL INTERIOR DEL CÁLIZ.

Doug Culp es el delegado de administración y secretario de vida pastoral en la Diócesis Católica de Lexington.

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