A pesar de una experiencia mística a los 20 años que la dejó con un deseo ardiente de consagrar su vida al Señor a través de la oración y la penitencia, Benedetta Cambiagio se sometió a los deseos de sus padres y se casó con Giovanni Frassinello a los 25 años en la ciudad de Pavía, al sur de Milán, en el norte de Italia. Después de un par de años de presenciar la devoción a Dios de su esposa y su deseo de entrar en la vida religiosa, Giovanni aceptó vivir castamente con Benedetta “como hermano y hermana”.

Los dos cuidaron de la hermana enferma de Benedetta hasta su muerte, momento en el que Benedetta ingresó a la Congregación de las Ursulinas de Capriolo. Sin embargo, un año más tarde se enfermó y se vio obligada a abandonar la congregación. Cuando regresó a Pavía, experimentó la sanación milagrosa de San Jerónimo Emiliani, el fundador de la orden a la que había ingresado Giovanni.

Después de recuperar su salud, Benedetta también recibió la aprobación del obispo para educar a las niñas. Con un voto de castidad perfecta entre marido y mujer a manos del obispo, Benedetta trabajó con Giovanni para educar a las niñas pobres y abandonadas de Pavía.

A pesar de sus esfuerzos, tanto los chismes como la oposición siguieron a Benedetta y Giovanni, lo que la llevó a entregar la escuela al obispo de Pavía. Pero nadie pudo detenerla: Benedetta partió con Giovanni y cinco compañeros a la región italiana de Génova para abrir otra escuela para niñas. Tiempo después, Benedetta fundó la Congregación de las Hermanas Benedictinas de la Providencia, cuyo carisma es la educación de las jóvenes. Hoy, las Monjas Benedictinas de la Providencia están presentes en Italia, España, Burundi, Costa de Marfil, Perú y Brasil.

Benedetta murió el 21 de marzo de 1858, pero perdura su ejemplo de valentía y fidelidad a la voluntad de Dios.