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Por Patricia Mish Editora gerente, FAITH Grand Rapids | Foto Por Getty Images/Lyndon Stratford |  July August 2022

Empezar de nuevo en el trabajo sin cambiar de empleo

Tengo la picazón de los siete años. Amo a mi equipo, pero mi día a día se siente como el Día de la Marmota. ¿Cómo puedo empezar de nuevo sin dejar mi trabajo?

Esa icónica película de 1993 tocó una fibra sensible. Creo que todos nos hemos sentido como el personaje de Bill Murray en un momento u otro: despertarnos con una alarma que nos lleva a un día de trabajo que se parece demasiado al anterior. ¿Cómo liberarse del bucle temporal?

Como cristianos, podemos acudir al Señor en oración para encontrar inspiración al comenzar cada día. Su jornada laboral puede parecer una rutina en este momento, ¡pero el amanecer es suyo! Prepare su café, té o bebida matutina favorita la noche anterior y considere despertarse 10 minutos antes para la hora de la oración.

Comience con gratitud, agradeciendo al Señor por el nuevo día. Con sus propias palabras, comparta lo que le pesa y pídale al Espíritu Santo que lo inspire, a medida que avanza en la jornada laboral. Termine con una nota positiva, orando un Padre Nuestro o este sencillo salmo: “Este es el día que hizo el Señor: alegrémonos y regocijémonos en él”. (Sal 118, 24)

Haga tres listas, siguiendo el ejemplo de los consejos para organizarse -que alientan a separar cosas que se deben guardar, otras regalar y otras tirar-, Para su trabajo, las listas pueden verse así: 1. Tareas que disfruto (sea específico); 2. Tareas que pospongo porque no diría que me gusta hacerlas; 3. Tareas que temo. Su lista puede verse diferente según su ocupación (por ejemplo, puede tener que ver con partes de su día en lugar de tareas específicas), pero la idea aquí es concentrarse en lo que le ofrece satisfacción.

Establezca metas realistas. No todos los minutos de cada día le darán alegría. Sin embargo, en el lugar de trabajo, lo que le hace feliz a menudo también hace feliz a su empleador. Después de todo, no solo aporta entusiasmo a estas tareas, sino que también le destaca en ellas. Procure pasar más de la mitad de su tiempo en su área de trabajo.

Comuníquese. ¿Extrovertido? ¿Introvertido? De cualquier manera, las conversaciones difíciles pueden ser ... difíciles. Pero su jefe apreciará su honestidad, si se sincera. Su gerente no es un lector de mentes y no se puede esperar que sepa cómo se siente. Pregunte si puede modificar el enfoque de su trabajo para dedicar más tiempo a lo que ama y menos a tareas que no se alinean con sus fortalezas o intereses.

Y recuerde, somos más de lo que hacemos. Ya sea en el trabajo o en el hogar, experimentaremos temporadas en la vida en las que nos sentiremos subestimados (¿ha limpiado un baño últimamente?), en una rutina o en busca de inspiración.

Nuestra fe nos recuerda traer a Dios a todo lo que hacemos, desde lo mundano hasta lo trascendental: “Traten de imitar a Dios, como hijos suyos muy queridos. Practiquen el amor, a ejemplo de Cristo, que nos amó y se entregó por nosotros, como ofrenda y sacrificio agradable a Dios”. (Ef 5, 1-2)