La vida espiritual no es diferente. La santidad representa la culminación de pequeñas decisiones, acciones, virtudes y entregas diarias a través de las cuales la gracia de Dios nos lleva a una vida que otros pueden identificar como extraordinaria. Como discípulos, nunca estamos demasiado avanzados para los conceptos básicos de nuestra fe, tanto en términos de creencias como de comportamiento. Jesús me ama, necesito un salvador, Dios es mi Padre, la oración diaria es importante, la Sagrada Escritura es verdadera y los sacramentos santifican, son todos ejemplos de estos principios básicos de nuestra rica y hermosa fe. Entonces, en lugar de una columna que complica demasiado la Cuaresma, repasemos los fundamentos de Crecer y Seguir durante esta temporada de penitencia.

Orar

Nada como una temporada de ayuno y limosna para hacer espacio en nuestros corazones para más oración. La comunión con el Padre, la intimidad con Cristo y el empoderamiento del Espíritu Santo no son negociables para Crecer y Avanzar, y todo eso sucede dentro del contexto de la oración. No hablemos solo de orar; ¡Oremos de verdad!

Estudiar

San Jerónimo dijo célebremente: “La ignorancia de las Escrituras es ignorancia de Cristo”. Debemos saber en qué creemos, ya que ¿cómo podemos amar a alguien, si no lo conocemos? Esta Cuaresma, pasa más tiempo con la palabra de Dios y explora los escritos de los santos. No se deje intimidar por todo lo que la Iglesia tiene para ofrecer; confíe en que el Espíritu Santo lo guiará e iluminará.

Participar/Servir

No podemos simplemente Crecer; tenemos que Avanzar, y tenemos que ofrecerlo. A medida que el Señor nos llena, somos responsables de compartirlo a Él y sus bendiciones con los demás. No perdemos nada cuando servimos, sino que ampliamos nuestra capacidad para recibir más del Señor. Seamos generosos con nuestro tiempo, talento y tesoros, porque el Señor nunca se queda atrás en generosidad y nunca se queda sin gracia para sus hijos.

No se limite a solo reflexionar esta Cuaresma; más bien, busque a Jesús (Crecer) y sirva a su pueblo (Avanzar). ¡Corra con pasión la carrera que Dios le ha puesto por delante, y no olvide atarse los zapatos!