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Por Patricia Mish Editora gerente, FAITH Grand Rapids | Foto Por Getty Images/doidam10 |  November 2022

Estoy pensando en hacer del ministerio mi trabajo diario

Me encanta ser voluntaria en mi parroquia y estoy considerando un cambio de carrera.

¿Cómo sé si el ministerio parroquial de tiempo completo es para mí?

¡Es maravilloso escuchar eso!

Como siempre, comience con la oración. Pídale ayuda al Señor para discernir si el Espíritu Santo le está llamando a trabajar por la Iglesia.

Ya ha dado un segundo paso crucial en el camino hacia una carrera en el ministerio. Al igual que con cualquier nuevo trabajo o cambio de carrera, el voluntariado o una pasantía pueden ayudar a determinar si el ministerio de tiempo completo es para usted.

El voluntariado también puede permitirle probar qué ministerio específico se adapta mejor a sus intereses y talentos. Una parroquia ofrece varios roles: organizar la despensa de alimentos, rediseñar el sitio web, impartir clases de formación en la fe o ayudar con la contabilidad, por nombrar algunos ejemplos.

Una vez que haya acotado las cosas, considere una pasantía. Pase uno o dos días junto al secretario parroquial, el ministerio juvenil o el director de formación en la fe. Si desea trabajar en la diócesis, solicite un recorrido y vea si puede pasar tiempo con los empleados allí. Si la primera función que asume no funciona, ¡no se desanime! Ofrezca suplir o ayudar con otros ministerios. Pida la guía del Espíritu Santo en oración y vea a dónde lo lleva Dios.

Mantenga una mente abierta. Puede descubrir que el ministerio de 9 a 5 no es para usted. Tal vez ser voluntario en la parroquia unas pocas horas a la semana sea una mejor opción. Es posible que descubra que le encanta su trabajo actual y decida concentrarse en eso por ahora. Como nos recuerda San Pablo, “Conforme a la gracia que Dios nos ha dado, todos tenemos aptitudes diferentes. El que tiene el don de la profecía, que lo ejerza según la medida de la fe. El que tiene el don del ministerio, que sirva. El que tiene el don de enseñar, que enseñe. El que tiene el don de exhortación, que exhorte. El que comparte sus bienes, que dé con sencillez. El que preside la comunidad, que lo haga con solicitud. El que practica misericordia, que lo haga con alegría.” (Rm 12, 6-8)